Pocas cosas podía hacer ya en Aotearoa, aunque en el camino del aeropuerto conocí a una maorí que me habló de los problemas de la tierra, los maoríes quieren las tierras que les robaron, Nueva Zelanda es una sociedad moderna, pero con problemas que vienen del pasado, hay heridas por las que todavía se lucha.
Una última mirada por la ventana me descubre las montañas que dejo atrás. El país de la gran nube blanca.
© Mario Martinez Arrabal
En el camino de vuelta mis compañeros de viaje fueron menos habladores que en la ida. Aunque eso me dejó la oportunidad de ver una película que me gustó mucho, Paris Manhattan con la actuación de Woody Allen y algo que me gustó mucho del vuelo es que me pude comer un croissant, ya que no pude encontrar ninguno decente en Nueva Zelanda, de hecho no encontré ninguno.
2.788 fotos con mi cámara, más las que he hecho con mi móvil, es lo que me llevo, eso y los recuerdos, a veces buenos, a veces difíciles. Me quedan cosas por hacer y conocer en este país, para la próxima, si es que hay próxima, querría ver un partido de los All Blacks, para conocer el ambiente de los partidos, ver el parque nacional de Abel Tasman, el santuario de aves Walmarama y el Fox Glacier y visitar con más tranquilidad Christchurch y Dunedin, así como algún plató del Señor de los Anillos.
Canon EOS 7D, Canon 15-85 mm f/3.5-5.6 IS USM
© Mario Martinez Arrabal